El cuarto capítulo del Apocalipsis describe la visita de Juan a otra dimensión, donde él ve la gloria de Dios. Es una hermosa imagen poética la que describe, pero no es necesaria una explicación detallada de ella en este capítulo. Igualmente, ya hemos descrito los incidentes del quinto capítulo, donde Juan ve ciertos eventos ocurriendo y luego quiere ver lo que está en los manuscritos. Esto nos trae al capítulo sexto, donde los sellos son removidos uno a uno y Juan es introducido, a lo que sería, el tema general del mensaje que le esperaba.

Casi la mitad del libro (cuatro rollos o sellos de los siete) tienen que ver con los jinetes. Estos son colectivamente conocidos como "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis". Hay un caballo blanco, uno rojo, uno negro y uno amarillo. En la Batalla de Armagedón, Cristo es descrito cabalgando un caballo blanco (Apocalipsis  19:11). Aquí, Juan ve a este jinete avanzando para conquistar. ¿Y qué va a conquistar? ¡Él va a conquistar a los otros 3 jinetes!

El segundo caballo es rojo (como sangre), y el hombre sobre él, provoca que la gente se mate entre ella. La Biblia dice que este jinete quita la paz del mundo. Obviamente, él representa La Guerra. La guerra misma, surge del intento necio de conquistar mediante el uso de armas. El jinete del caballo rojo posee "una gran espada". Cada generación sucesiva, ha encontrado formas más sofisticadas y crueles de destruir a otra gente, a través de la guerra. Y siempre se dicen a sí mismos: "Esta será la guerra que terminará con todas las guerras". Pero esto nunca sucede.

¿Cómo hará el jinete del caballo blanco para terminar con todas las guerras? ¿Qué arma posee Él para hacer esto? La palabra usada aquí para "arma" no es clara. Ha sido traducida como "arco". No flechas, ¡sólo un arco! La palabra no aparece en ningún otro lugar en la Biblia, y el léxico griego sugiere, que el arco no es nada más que un pedazo de cinta, más que la cuerda tensada entre los dos extremos de un palo, como usaban los nativos americanos. ¡Así que, Jesús va a conquistar a todos sus enemigos del mundo con un pedazo de cinta!

En la descripción de Jesús en la Batalla de Armagedón, Él tiene una espada, pero la espada no está en su mano, sino que sale de su boca. Pablo escribió: "Las armas de nuestra guerra no son carnales, pero son poderosas a través de Dios, para derribar fortalezas" (2 Corintios 10:4). Pablo escribió a los efesios: "No luchamos contra carne y sangre, sino contra maldad espiritual en lugares altos. Entonces, ponte toda la armadura de Dios, para que puedas resistir en ese día maligno. Toma el yelmo de la Salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6:12-17). Así que, nuestra arma no es una espada material, ¡sino las palabras de Jesús!

Armas espirituales o no, la gente realmente morirá en la Batalla de Armagedón. Dios no teme a la violencia. Pero sí insiste en que Él será el que la hará, y no unos seguidores fanáticos con intención de pelear una "guerra santa" en su nombre.

Así que, las únicas armas que Él nos da son las enseñanzas de Jesús. Si somos leales a lo que Dios ha dicho a través de Cristo, nos dará armas que harán un mejor trabajo que todos los arsenales de la Tierra, cuando el tiempo llegue. Por ahora, debemos (como el Cordero) sentirnos satisfechos con agitar los estandartes tipo cinta a las fuerzas del infierno, si eso es lo que Dios requiere.

¡Esto es muy diferente a la filosofía de la iglesia institucional, que ha mostrado ser proclive a bendecir las armas de ambos bandos en un conflicto armado!

El tercer caballo es negro. Este jinete posee el equivalente a una caja registradora o calculadora de primer siglo en su mano. Él está anunciando los precios de varios productos. A la gente se le está cobrando el equivalente a un día de trabajo, por una canasta de trigo o tres canastas de cebada. Estas mismas personas de clase trabajadora, tienen prohibido tocar lujos como el vino o el aceite. La imagen que tenemos aquí, es la del mundo de los negocios, en sus trajes oscuros, limusinas negras y hablando en sus celulares negros. Ellos han estructurado la economía mundial de tal manera, que la mayoría del mundo lucha para satisfacer las necesidades básicas, mientras que una minoría disfruta de todos los lujos. En efecto, este jinete representa a La Codicia.

No hemos dicho mucho sobre la codicia hasta ahora. No fue muy cuestionada en los escritos del Antiguo Testamento que hemos estado estudiando. Pero Jesucristo vio el deseo de la humanidad de acumular riqueza, como la raíz de todos los problemas del mundo. Él fue tan lejos, como para enseñar que la decisión espiritual que enfrentamos no es trabajar por Dios o por Satanás, sino trabajar por Dios o por el dinero (Lucas 16:13). Sus seguidores dijeron cosas como: "El amor al dinero es la raíz de todo mal" (1 Timoteo 6:10); "¿De dónde vienen todas las guerras y las peleas? ¿No es del deseo de tener y no poder obtener? Ustedes pelean y guerrean, y todavía no tienen" (Santiago 4:1-4); "La codicia es idolatría" (Colosenses 3:5).

El jinete negro simboliza todo el sufrimiento y las injusticias que han sido derramadas sobre la Tierra por la codicia corporativa. La respuesta cristiana no es exigir que el gobierno haga algo al respecto, ¡sino que demos de nosotros todo lo que tenemos! Jesús dijo: "Si alguien viene a mí y no deja todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:33). Él dijo: "No pienses qué comerás o qué beberás... porque estas son las cosas que busca la gente del mundo... busca más bien el Reino de Dios... Es voluntad de tu Padre darte el Reino. Vende lo que tienes y dáselo a los pobres. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón". (Lucas 12:29-34)

Este no es un mensaje muy popular, pero es la respuesta del Cordero a los problemas que ahora enfrenta el mundo. Si nos escondemos de esta verdad, no seremos capaces de ver el resto de la revelación. Porque, como ya hemos dicho, las enseñanzas de Jesús son la llave para abrir los misterios del libro del Apocalipsis.

El cuarto caballo, el amarillo, es claramente nombrado. El hombre cabalgándolo se ha hecho ampliamente conocido como "la Parca". La Biblia dice: "El nombre sobre él era Muerte; y el infierno lo seguía" (Apocalipsis 6:8).

La Biblia dice: "El último enemigo que será destruido será la muerte" (1 Corintios 15:26). Pero no será conquistada a través de la guerra y la codicia. De hecho, la guerra y la codicia sólo aceleran la muerte en gran parte del mundo. Y ambos pasan por alto el hecho de que todos eventualmente moriremos de todas maneras. El dinero puede comprar comida, vestimenta, refugio y medicinas. Puede comprar trasplantes de corazón y fármacos potentes. Puede pagar el alojamiento en las mejores clínicas y proporcionar un ambiente virtualmente libre de gérmenes. Pero no impedirá que la Parca aparezca en tu puerta tarde o temprano. Y cuando ese día llegue, será sólo el Creador de vida quien decidirá tu destino por el resto de la eternidad. Y Él no se sentirá impresionado por tu dinero o tus armas.

¿No es hora de considerar que quizás Jesús, o la Palabra de Dios (el jinete del caballo blanco), realmente pueda conquistar la muerte con su "cinta"?

Nosotros, los cristianos, hemos estado diciendo por siglos que nuestro Mesías resucitó de entre los muertos, que él ha conquistado a la muerte. El mundo de hoy no le da mucho crédito a eso. Pero, ¿quién más está calificado para dar respuestas al rompecabezas de la vida y la muerte? ¿Y si Jesús resucitó de la muerte? ¿Y si él sí puede conquistar la muerte? ¿Y si él realmente puede darte vida eterna? ¿No sería estúpido ignorarlo?

Se ha dicho que incluso las personas más ricas sacrificarían toda su fortuna para vivir otros cinco o diez años, si supieran que están a horas de morir. Ellos serían, por supuesto, tontos de no hacerlo. Cuando nos enfrentamos a la muerte, tomamos la perspectiva correcta de las cosas. Pero durante la mayor parte de nuestras vidas, la mayoría de nosotros vivimos como si nunca muriéramos.

Este Cristo, cuya fecha de muerte fue predicha cientos de años antes de haber siquiera nacido, cuya vida ha cambiado el curso de la historia, quien afirma ser el "Hijo de Dios", dice que puede dar vida eterna a cualquiera que ponga su fe en Él. Es verdad, Él te pide dejar todo lo que tienes para seguirlo. ¿Pero es mucho a cambio de la vida eterna?

Leo Tolstoi, el famoso autor de "Guerra y Paz", tiene esto que decir sobre la vida y la muerte:
 
"Hemos aprendido a mirar hacia adelante en cada parte de nuestra vida; pero no miramos hacia donde la vida nos está llevando. Puedes hacer todo lo posible para protegerte del peligro y la enfermedad, pero al final un edificio caerá sobre ti, o un rey te hará matar, o simplemente morirás en tu cama con poca gente interesada en ello...

Si supieras por adelantado, que todas tus fuerzas no serán suficientes para ganar la guerra contra la muerte, ¿no sería mejor cambiar ahora y usar tu vida para algo que no será destruido por la muerte? ... Si la vida tiene un sentido, éste no se encontrará en la vida que es vivida sin fe y sin Dios. Para vivir una vida con significado, debes vivir una que no sea destruida por la muerte.

Hemos sido engañados en hacer cosas muy crueles para hacer nuestras vidas mejores y más seguras. ... Pero sólo trabajando para Dios y para otros, podemos encontrar verdadera vida, vida que no será destruida por la muerte" (Lo Que Yo Creo, capítulo 8).

Juan vio que el "Cordero que fue asesinado" fue realmente capaz de conquistar la guerra, la codicia y la muerte. Pero también vio que el Cordero lo hizo sin las armas habituales. Él vio que la respuesta a la vida no se encuentra en más armas o más dinero, sino en tomar tu cruz y seguir al Cordero hasta la muerte si es necesario... sin contraatacar y sin odiar a tus perseguidores.

¿Estás listo para hacer eso?


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