Hemos notado que uno de los temas recurrentes de la profecía Bíblica es que Dios tiene un reino espiritual que es mucho más poderoso que cualquier reino terrenal. Pero la gente invariablemente se muestra a favor del poder político por sobre el poder espiritual. Cuando su propio pueblo, Israel, pidió a Dios un rey, Él accedió; pero sostuvo que ellos querían un rey porque ya lo habían rechazado a Él. (1 Samuel 8:4-8) Su líder espiritual, Samuel, dijo que era una "gran maldad" el solo hecho de desear un rey. (1 Samuel 12:17-19)

Uno de los Sociólogos más importantes del mundo, Max Weber, hizo un estudio muy extenso sobre las religiones del mundo. Weber llegó a la conclusión de que las religiones más importantes existen con un mismo propósito: enseñar al pueblo a adorar a su país y a su rey. Nuestro comentario sobre esa conclusión es que, a pesar de lo que las religiones hablan con respecto a Dios y otros asuntos religiosos, existe poca evidencia de que cualquier religión tienen un compromiso a la verdad, el amor, la fe y Dios que es más fuerte que la lealtad a su país. Sus palabras sobre Dios son una farsa.

Entonces no es sorpresa que el Rey de reyes, el Dios del Cielo, el Creador del Universo estuviera molesto por nuestra fe terca en un "brazo carnal" para salvarnos y defendernos, por sobre el poder transcendental que Él posee. Dios hace ver ese punto claramente profecía tras profecía. La profecía que ilustra esto, y que también nos da indicios para entender el último gobierno mundial que será puesto en marcha, está en Daniel 2:31-45.

El antecedente de esta profecía es que los hijos de Israel fueron tomados captivo por el Imperio Babilónico. Daniel fue uno de ellos; pero terminó en una muy buena posición trabajando para Nabucodonosor, rey de Babilonia. Una noche, el rey tuvo un sueño en el que vio una estatua con cabeza de oro, brazos y pecho de plata, estómago y muslos de bronce, piernas de hierro, y pies de hierro y barro mezclados. En el sueño, una piedra apareció de la nada y golpeó los pies de la imagen destruyéndola completamente. Luego la piedra creció hasta convertirse en una montaña que eventualmente ocupó toda la Tierra. El rey pensó que el sueño era muy significativo y quiso que Daniel lo interpretara.

Daniel dijo que la estatua era el rey mismo; pero que también representaba a cuatro imperios que surgirían después de Babilonia. Sabemos que el Imperio Babilonio fue seguido por el Imperio Medo-Persa (una alianza simbolizada por dos brazos de plata). Éste fue seguido por un imperio del cual Daniel dijo que "dominará toda la tierra", simbolizado por el estómago y los muslos de bronce. (Daniel 2:39) La historia demuestra que este imperio que dominó toda la tierra fue el Imperio Griego.

Habrá un cuarto imperio, representado por las piernas de la estatua que serían "tan fuertes como el hierro". (Daniel 2:40)  El Imperio Romano sucedió al Imperio Griego. Como "dos piernas", el Imperio Romano se dividió en Europa Oriental y Europa Occidental.

Desde la caída del Imperio Romano, no ha habido un gobierno mundial. Como los pies de la estatua en el sueño del rey, el mundo se ha dividido entre dictaduras (países de hierro) y democracias (países de barro). En el siglo XX, la división fue entre dos superpotencias: USA (representado a Occidente) y Rusia (representando a Oriente).

Daniel hizo una mención particular sobre los diez dedos de los pies. Se refirió a ellos como "reinos por sí mismos"; un reino que es “parcialmente fuerte y está parcialmente quebrado”. Hasta ahora, este reino no ha surgido.

Cuando la piedra apareció de la nada, golpeó los pies de la estatua y destruyó la imagen por completo. Acá hay un punto importante descripto en la profecía de la estatua y en una profecía similar del libro del Apocalipsis. Aunque la estatua, en un principio, era del rey Nabucodonosor, también representa a todos los imperios mundiales posteriores. En la profecía del Apocalipsis, hay una Bestia con varias cabezas diferentes. Las cabezas aparecen y desaparecen pero la Bestia permanece. Como un elector cínico diría: "No importa a quién votes, siempre terminas obteniendo un político".

Así que, cuando una pequeña y humilde piedra aparece de la nada y destruye la última manifestación de la Bestia, efectivamente destruye todos los imperios que la han precedido también.

¿Y qué es la pequeña piedra? Daniel dice que es el reino que ha sido establecido por Dios mismo, un reino “que nunca será destruido.  El reino no será dejado para otra gente, sino que destruirá en pedazos y consumirá a todos esos reinos, y permanecerá para siempre”. (Daniel 2:44-45)
Este reino, que no está de ninguna manera asociado a los otros reinos, no es nada menos que el "Reino de los Cielos" del cual Jesús habló. El Reino de los Cielos fue el tema central del mensaje de Jesús de principio a fin. Él comenzó diciendo: "Arrepiéntete, porque el Reino de los Cielos está cerca". (Mateo 4:17) Y culminó diciendo: "Este evangelio del reino será predicado en todo el mundo como un testimonio para todas las naciones; y luego vendrá el fin". (Mateo 24:14)

El evangelio que la mayoría del mundo ha escuchado de las iglesias es sobre un reino en los cielos al que iremos cuando muramos. Este mensaje muy convenientemente deja la puerta abierta para que puedan continuar a promover sus reinos políticos acá en nuestra vida terrenal (y que incluye una cierta adoración al reino de Israel). Pero el evangelio que Jesús quiere que se predique es uno que desafía el derecho de cualquier reino a detener nuestro servicio y obediencia a Dios ahora mismo.

El Reino de los Cielos no proviene de otros reinos (como lo ha hecho sucesivamente cada imperio y gobierno a lo largo de la historia). En lugar de "evolución", este Reino está representado por "revolución". Pero no revolución militar, ya que esto sería como intentar destruir al diablo usando las armas compradas al mismo diablo. Una verdadera revolución funciona con verdaderos principios revolucionarios. En lugar de devolver el golpe, ponemos la otra mejilla. En lugar de pelear contra nuestros enemigos, los amamos. En lugar de intentar ser grandiosos, intentamos servir. En lugar de tratar de salvar nuestras vidas, elegimos darlas por otros. En lugar de ser una Bestia, nos convertimos en sumisos Corderos.

Esa es la buena noticia del Reino de los Cielos. Y es un mensaje que no ha sido predicado a todo el mundo todavía. El rey de Babilonia no lo entendió: ¡se hizo construir una gran estatua de sí mismo y obligó a la gente a inclinarse ante ella! La gente tampoco lo entendió en tiempos de Cristo: mataron a su Mesías. Y tampoco lo entiende hoy. Esto sucede porque está esperando a un rey terrenal que tiene características que cabe con sus ideas terrenales de poder y riqueza.
Jesús dijo a los líderes judíos: "¿Nunca leyeron las Escrituras? 'La piedra que los constructores rechazaron, esa misma es la piedra angular. Esta es la obra del Señor, y es maravillosa a nuestros ojos'. Entonces les digo que el Reino de Dios les será quitado y será entregado a otra nación que dará sus frutos. Y cualquiera que tropiece con esta piedra será quebrantado; pero sobre aquel que ésta caiga, será hecho polvo". (Mateo 21:42-44)

La piedra es el Reino y es el Rey. La piedra es Jesús y toda su enseñanza. El imperio del hombre está construido sobre barro en comparación.
Jesús también dijo: "Cualquiera que oye mis palabras y las hace, será como un hombre sabio que construye su casa sobre la roca… y cualquiera que escucha estas palabras y no las obedece, será como un hombre insensato que construye su casa sobre la arena. La lluvia cayó, y la inundación vino, y los vientos soplaron y castigaron la casa, y ésta cayó. Grande fue su caída". (Mateo 7:24-27) El Reino de los Cielos es el reino que destruirá a todos los otros y durará para siempre.

¿Pero hay alguien realmente oyendo?

En lugar de eso, el mundo se mueve inexorablemente hacia el último gobierno mundial, mientras personas de todos los partidos políticos y religiones se unen por una común falta de fe en un Dios verdadero quien es más grande que la propia política.

Recordarás que anteriormente mencionamos cuatro "bestias" que Daniel vio en un sueño. Tres fueron descriptas como animales reconocibles (la pantera, el oso y el león con alas de águila) pero la cuarta era algo diferente a las otras. Tenía dientes de hierro y garras de bronce y diez cuernos en su cabeza. Daniel dijo de ella en el capítulo 7, versículo 7: "era diferente a todas las bestias anteriores a ella".

Lo que Daniel describía parece ser un gobierno mundial único basado no en un solo rey, sino en una alianza internacional entre muchas naciones - un gobierno mundial que no surge a través de la conquista militar, sino de negociaciones pacíficas y mutua cooperación, una suerte de grupo de naciones unidas.

El último gobierno mundial desconcertaba a Daniel. Él estaba particularmente preocupado por los diez cuernos en la cabeza de la Bestia. Él dijo: "Mientras yo contemplaba los cuernos, uno pequeño surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados de raíz delante de él. Y he aquí, este cuerno tenía ojos como ojos de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas". (Daniel 7:8)

Entonces, los diez cuernos (y los diez dedos de los pies) parecen representar a diez países o líderes. Pero este otro "pequeño cuerno" es el verdaderamente malo, la última Bestia o Anticristo, el dictador del mundo, que llega al poder destruyendo (o, al menos, silenciando) a otras tres naciones, permitiendo a un consejo de diez miembros convertirse en el nuevo imperio del mundo.

Daniel buscaba más información sobre esta inusual Bestia, y esto fue lo que encontró:
"Entonces sabría la verdad sobre la cuarta bestia, la cual era diferente a todas las otras, extremadamente terrible, cuyos dientes eran de hierro y sus uñas de bronce; que devoraba, despedazaba y pisoteaba los restos con sus pies; y de los diez cuernos sobre su cabeza, y del otro que surgió y en cuya presencia tres cayeron; incluso sobre ese cuerno que tenía ojos y una boca que decía grandes cosas, cuya apariencia era más fuerte que la de sus compañeros. Yo contemplé, y el mismo cuerno le hizo la guerra a los santos. Él prevaleció sobre ellos hasta el fin de los días, y el juicio fue dado a los santos del Altísimo, y el tiempo llegó en el que los santos poseyeron el Reino". (Daniel 7:19-22)

Este último líder mundial hará la guerra contra los santos. Otras referencias indican que él será muy popular con el resto de la población del mundo. Lejos de ser un monstruo, él parecerá como un "salvador", al menos al principio. Es verdad, él tendrá gran poder; pero ese poder será usado contra un grupo de individuos en particular: los “santos”. Todas las demás personas del mundo serán favorecidas por él.

El ángel de Dios explicó esta visión a Daniel aún más, más o menos reafirmando lo que ya hemos deducido: "La cuarta bestia será el cuarto reino sobre la Tierra, que será diferente a todos los reinos y devorará a toda la Tierra y la pisoteará, y la romperá en pedazos. Los diez cuernos de este reino son diez reyes que se levantarán. Otro se levantará después de ellos y será diferente a los primeros; y dominará a tres reyes. Él hablará grandes cosas contra el Altísimo, y matará a los santos del Altísimo, y pensará en cambiar el tiempo y las leyes. Y ellos les serán dados en sus manos hasta un tiempo y tiempos y medio tiempo". (Daniel 7:23-25)

La frase "un tiempo y tiempos y medio tiempo" se traduce como tres años y medio en las traducciones más modernas. Es la misma expresión utilizada para tres años y medio (o 42 meses o 1260 días) en el libro del Apocalipsis. Este es el “tiempo de angustia” tratado en los capítulos 8-13 del Apocalipsis.
El sueño de los diez dedos de los pies y el de los diez cuernos culminan de la misma manera, con Dios estableciendo su Reino y eliminando el sistema del hombre. En el sueño del rey, él vio una piedra cayendo sobre los pies de la estatua y destruyéndola por completo. En el sueño de Daniel, él vio una Bestia "muerta, y su cuerpo destruido, y entregada a la llama ardiente". (Daniel 7:11)

Él dijo: "El Juicio será presentado, y ellos le quitarán su dominio, para consumirlo y destruirlo hasta el fin. Y la grandeza del reino debajo del Cielo será dada a los santos del Altísimo, cuyo reino durará por siempre". (Daniel 7:26-27)


Tenemos aquí el mensaje básico de la Revelación y de todas las profecías: el Reino de Dios es eterno, mientras que el reino del hombre es temporal. Un mensaje muy simple pero mal entendido casi universalmente. La gente habla de la boca para afuera sobre los varios conceptos de Dios en rituales religiosos semanales; pero en la práctica, recurren al sistema del hombre en todos los aspectos de la vida.


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