Hay tres características que se usan para describir el ejército de 144,000 creyentes mencionados en El Apocalipsis. Se les conoce como 'vírgenes' (Apocalipsis 14:4), como "siervos" de Dios (Apocalipsis 7:3) y en quienes "no fue hallado engaño" (Apocalipsis 14:5).

En artículos anteriores hemos enseñado sobre la primer característica (la capacidad de renunciar a los lazos emocionales para seguir a Dios); y también enseñamos extensamente sobre la segunda característica, que es la necesidad de ser obedientes a las enseñanzas de Jesús, y "seguir al Cordero dondequiera que vaya" (Apocalipsis 14:4) por lo que no diremos más sobre estas dos características en este momento. Nos concentraremos en la tercera.

Esta ausencia de "engaño" que caracteriza a los 144,000 es esencial si alguna vez vamos a ser parte de este gran ejército. Si hemos renunciado a nuestros seres queridos por Dios, y si estamos siguiendo los movimientos de vivir por fe en obediencia a Jesús, pero si lo estamos haciendo con "engaño", al final todo puede quedar en nada.

El engaño es un intento de encubrir (o esconderse de) la verdad. El diccionario dice que una persona "sincera" es una persona honesta o sin falsedad. Sin embargo, aquí hay una paradoja, ya que no pasa mucho tiempo antes que una persona que realmente intenta ser honesta comience a reconocer signos de deshonestidad en sí misma. La verdad honesta, descubrimos, es que nadie es perfectamente honesto. ¡Qué decepcionante!

La Biblia dice que "todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Entonces, en el sentido estricto y literal, no existe tal cosa como una persona perfectamente "sincera", y mucho menos 144,000 de ellos. Lo mejor que cualquiera de nosotros puede hacer es simplemente reconocer la verdad en esa declaración. Necesitamos abandonar nuestras justificaciones y comenzar a ser honestos acerca de nuestra DEShonestidad.

¡Qué frustrante ironía! Debemos ser honestos para calificar para los 144,000, y sin embargo, las personas más honestas tendrían que descalificarse a sí mismas ¡porque saben que no son perfectamente honestas todo el tiempo!

Pero hay esperanza. La Biblia dice que los 144,000 "fueron redimidos del mundo" (Apocalipsis 14:3). Esta palabra "redimidos" significa que algo les sucedió como resultado de una fuerza externa. Fueron "redimidos" o "comprados" de un estado perdido o caído. En otras palabras, a pesar de nuestra deshonestidad, todavía hay esperanza para nosotros; aún podemos ser "redimidos". Pero para obtener esa redención, debe haber algún gesto de honestidad de nuestra parte. Debemos ser honestos acerca de nuestra deshonestidad, inocentes de nuestra culpa; debemos "confesar nuestros pecados" para ser "limpiados de toda maldad" (1 Juan 1:9).

La Biblia dice: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Juan 1:8). No podemos reclamar la inocencia perfecta por nuestros propios méritos, pero podemos apropiarnos de la inocencia de Jesús si podemos eliminar los encubrimientos religiosos con respecto a nuestra propia justicia. Estamos hablando de algo más que una confesión "ritual" aquí. Estamos hablando de un compromiso de por vida para ser honestos todos los días de nuestras vidas, incluyendo ser honestos acerca de nuestra deshonestidad. Definitivamente no es el tipo de comportamiento que uno encuentra entre los que dicen más fuerte que son "salvados" o "redimidos" ¿cierto?

La mayoría de la gente subestima la sinceridad. Presuponen que es un rasgo superficial que todos poseemos en mayor o menor grado. La verdad es que es un rasgo extremadamente raro, al mismo tiempo que es extremadamente necesario si queremos ser parte del ejército virgen de Dios. Debemos estar deseosos por saber la verdad sobre nosotros mismos, incluso (y especialmente) si nos demuestra que estamos equivocados. Debemos estar preparados para cambiar en respuesta a esa verdad. Para hacer esto, debemos estar habitualmente abiertos a la corrección. Siempre debemos tener una duda sana sobre nuestra propia inocencia. Todo esto puede ser doloroso. Podemos cansarnos de la corrección constante. Pero no debemos rendirnos. Porque cuando dejamos de crecer, empezamos a morir.

Hay personas que han encontrado en las enseñanzas de Jesús una respuesta a cada argumento. Pueden usar esas enseñanzas para mostrar dónde cada iglesia en la tierra se ha alejado de Cristo. Pero estas mismas personas buscan agarrar la teoría y después alejarse lo más posible de nosotros. ¿Por qué hacen eso? A menudo es porque no quieren ser responsables ante nadie por sus propios defectos. Ellos quieren cubrir su propio pecado. Quieren evitar rendir cuentas por las debilidades que no están dispuestos a enfrentar. Quieren poder impresionar a todos los demás con su propio conocimiento o disciplina superior, pero no quieren estar cerca de otros que puedan tener más conocimiento y experiencia que lo que ellas tienen, por temor a que la verdad salga a la luz sobre su propia culpa en algún área.

El "engaño" hace que todas estas personas oculten su "culpa" y huyan de nuestra luz (y muy a menudo también de la luz de los demás).

Debido a que evitan la luz, evitan la comunión. Pero una persona inocente camina en toda la luz que puede encontrar, y busca constantemente más luz. Como resultado, son atraídos unos a otros por esta característica en común. La Biblia dice, "Si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7).

Si estamos caminando en toda la luz que podemos encontrar, podremos reconocer a otros miembros del Cuerpo de Cristo, no por sus afiliaciones organizacionales, no por el hecho de que no trabajan por dinero y no por sus afirmaciones de nacer de nuevo, de estar lleno del espíritu, etc. Podremos reconocerlos por su total falta de engaño.

Y esas personas se pueden encontrar en los lugares más extraños.

Aunque a veces pueda ser necesario ocultar la verdad a otras personas, entre nosotros y Dios no debe haber encubrimientos, ni falsas ilusiones sobre nuestra propia justicia si queremos ser parte del ejército virgen de Dios. Si perdemos este humilde quebranto ante Dios, perdemos todo. (Véase también 'La Santurronería'.)

Una medida de este espíritu humilde también afectará nuestras relaciones con otros creyentes sinceros. Será nuestra falta de engaño lo que nos acercará el uno al otro, y será nuestra falta de engaño lo que nos desafiará a todos. Hay un dicho: "Solo los sinceros reconocen la sinceridad". Aquellos que buscan cada día más luz de Dios serán atraídos hacia otros que están haciendo lo mismo.

Oremos cada uno por más sinceridad y por una mayor comunión con otros que están haciendo lo mismo.


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