Es, de muchas maneras, desafortunado que algunas partes de la Biblia no sean exclusivamente para los amigos cercanos y seguidores de Jesús. En particular, estamos hablando de las promesas de Dios en respuesta a la oración.

Un día, Jesús le dijo a sus amigos más cercanos un día: "Hasta ahora, no me han pedido nada. Ahora quiero que le pidan a Dios cosas en mi nombre, para que su gozo sea completo". (Juan 16:24)

Cuando la persona promedio lee esto (y desafortunadamente, eso incluye congregaciones completas llenas de cristianos profesantes), piensan solamente en una especie de cajita mágica, donde pueden obtener lo que quieran. Pasan por alto el hecho que Jesús estaba hablando con personas que habían pasado mucho tiempo con él, aprendiendo a apreciar todo lo que enseñaba y hacía, aparentemente sin siquiera un PENSAMIENTO de pedirle algo para ellos mismos.

Lo que estos no creyentes (y todavía estamos incluyendo aquellas congregaciones llenas de cristianos profesantes que solo tratan de usar a Dios para obtener lo que quieren) también pasan por alto son estas palabras igual de importantes: "en mi nombre". Dicho de otra forma, Jesús los alentaba a que le pidieran a Dios cosas que Él mismo quería para ellos... no cosas que su naturaleza carnal y egoísta deseara.

Cualquier persona que quiera "reclamar las promesas" debería primero leer dos o tres pasajes muy importantes, y aprender las lecciones en ellos muy bien antes que siquiera piense en pasar al punto de las "promesas".

Uno de estos pasajes está en Santiago 4:1-3. Él dice: "Piden y no reciben, porque piden egoístamente". Esto es bastante simple; difícilmente necesita una explicación. Y sin embargo, los predicadores de "nómbralo y reclámalo" nunca hacen tal mención. Es claro que hay algunas restricciones sobre qué es lo que deberíamos pedir. Cuando Jesús dice: "Pide lo que quieras", no se refiere al público en general. Él está hablando con personas que llevan años cerca de Él, aprendiendo a querer solo lo que Dios quiere.

Otro de esos pasajes se encuentra en la carta de Pablo a los Romanos (Romanos 8:28): "Todas las cosas cooperan para bien a los que aman a Dios, quienes son llamados de acuerdo a su propósito". Cuando Pablo dice "todas las cosas", quiere decir "todas las cosas". El está diciendo que los tiempos difíciles, las desgracias, los fracasos, las enfermedades, la tristeza, el dolor y el sufrimiento cooperan para nuestro bien espiritual si amamos a Dios y somos llamados de acuerdo a Su propósito.

¿Puedes ver en esas últimas palabras el mismo punto al que nos referimos anteriormente, es decir, que lo que Dios está buscando primero son los discípulos, los amigos, los seguidores, los que solo quieren conformarse a SU voluntad y propósito, y no a sus propios planes? Estas son personas que descubren que el mayor beneficio de tener a Dios como amigo no es que puedas obtener lo que quieras, sino que tienes a alguien a quien puedes aferrarte en los momentos difíciles. Ahí es donde se aprende la disciplina real (a menudo llamada discipulado). A través de todo esto aprendemos lecciones que superan radicalmente las chucherías y indulgencias egoístas.

Luego hay un versículo que Pablo escribió a los Corintios (1 Corintios 10:13): "No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; pero fiel es Dios, que no los dejará ser tentados más de lo que puedan soportar, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que puedan soportala".

Una vez más, no tenemos una imagen de riqueza material abundante, de salud y de placer que se derrame sobre los verdaderos amigos de Dios. En cambio, tenemos una imagen de peregrinos que luchan fielmente contra las tentaciones que a veces parecen ser casi abrumadoras. Y tenemos la promesa de Dios de que Él nos librará... o al menos nos dará la oportunidad de escapar de las tentaciones, si son demasiado difíciles de soportar.

Entonces, ¿qué quiere decir Jesús en esa primera promesa... sobre pedir lo que queramos, para que podamos estar verdaderamente gozosos? Cuando hemos reducido la audiencia a una banda de fieles seguidores que han estado aprendiendo durante años las lecciones de fidelidad, entonces el significado exacto de la promesa no llega a ser un problema. Podría significar que nos enviará helado y torta si estamos viviendo en un país que está pasando por una hambruna, o un espacio de estacionamiento conveniente si estamos llegando tarde a una cita en la ciudad, o simplemente un vestido adecuado que combine con nuestro color de cabello. Pero por otro lado, tiene mucho sentido suponer que de lo que habla realmente (¿o principalmente?) son cosas como la integridad, el coraje, la fe, el amor y la esperanza... incluso ante las peores dificultades.

Exactamente lo que Dios quiere dar debe ser resuelto entre el Maestro y sus disciplinados. Ciertamente hemos encontrado que a veces da muchas cosas agradables, pero también hemos encontrado que es mejor dejarle esa parte a Él. Lo que más queremos es que se haga su voluntad y que su reino pronto llegue a esta tierra, para que todos puedan santificar su nombre como lo merece. Es en ese momento que nuestro gozo estará completo.


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