En este artículo vamos a examinar dos peligros con respecto a nuestro entendimiento del llamado de Dios. Los peligros son que podemos tratar al llamado de Dios de una manera demasiado "especial" o "exclusivo", o lo podemos tomar demasiado a la ligera. Ambos extremos son peligrosos.

Primero, examinaremos el peligro de hacer el llamado de Dios demasiado exclusivo:

Cuando escuchas a alguien decir que ha sido "llamado por Dios", ¿no te da la idea de que la persona es (o que se siente) bastante especial? Ser llamado por Dios ES bastante especial, cuando lo comparas con ser llamado por cualquier otra persona. Pero el peligro espiritual viene cuando comenzamos a pensar que Dios llama exclusivamente a algunos y no a otros.

Aunque hay diferentes circunstancias con cada individuo, el llamado a la salvación de parte de Dios es para todas las personas. La Biblia dice que es Su voluntad que ninguno perezca. (2 Pedro 3:9; 1 Timoteo 2:3-4; Filipenses 2:10-11) Dice que el Espíritu de Dios se ha comunicado con todos nosotros, aun a los que nunca han oído de Cristo. (Romanos 1:19-20) El mero hecho que se nos instruye a predicar a "toda criatura" implica que el llamado es para todas las personas. (Marcos 16:15) La Biblia es clara en decir que CUALQUIERA que confíe en Jesús no perecerá, sino que heredará la vida eterna (Juan 3:16). La última página de la Biblia confirma que Dios invita a todos a ser salvos, diciendo:

El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
(Apocalipsis 22:17)


Desde el principio hasta el fin, es claro que el llamado de Dios es para todos.

Esto es importante porque hay una enseñanza muy difundida hoy en día que dice que sólo ciertas personas han sido llamadas por Dios ("los escogidos"), y que los demás están sin esperanza. Para la persona común esto parece ir totalmente en contra de lo que dice la Biblia sobre un Dios que ama a todos, y que no hace acepción de personas. (Hechos 10:34) Sin embargo, la doctrina se enfoca en las palabras: "elegido" y "escogido".  La doctrina es que Dios ha escogido (o elegido) a algunas personas para ser salvas y otras para perecer, totalmente sobre la base de su capricho, y ofrece la salvación solamente para aquellos que ha escogido de antemano. (Para más información detallada sobre esa doctrina, lee "El Calvinismo").

El mejor versículo para ayudarnos a entender lo que realmente significan estas palabras es el que dice "muchos son llamados, y pocos escogidos." (Mateo 22:14) Ese versículo concluye una parábola en la cual que relata que muchas personas son invitadas, pero de las que son invitadas, solo pocas aceptan la invitación o cumplen con los requisitos. (Mateo 22:1-14; Lucas 14:16-24)

Es como un anuncio para bailarines para una obra de teatro. El anuncio se difunde a todos, y muchos responden para el puesto. Hay pruebas y al final de las pruebas, algunos de los postulantes son "escogidos" y otros no. Dicho de otra manera, el llamado se realizó a todos, pero por algún motivo u otro, no todos terminan con el puesto. Ser "escogido" por Dios no anula su llamado universal y deseo que todos sean salvos; pero cómo respondemos a su llamado inicial tiene mucho que ver con ser "escogidos" o no. El llamado es para todos, pero solo los que responden adecuadamente a las condiciones del llamado son "escogidos". La decisión final para "elegir" a ciertas personas y "rechazar" a otras va a ser en base a las cualidades y acciones que Dios pide de nosotros.

En uno de los versículos citados antes, vemos que Dios no hace acepción de personas (es decir no importa quién eres, tu raza, tu religión, tu posición económico, etc.) a la vez que Dios ha escogido a ciertas cualidades universales (disponibles a todos) que a él le agradan, y "escoge" a las personas en base a esas cualidades. (Hechos 10:34-35

Lo raro es que este concepto de elección es pésimo para la misma gente que más enseña la doctrina de la elección. Quieren creer que Dios los eligió sin ningún pensamiento sobre cómo responderían a su llamado.  ¡Qué triste que han pasado por alto la verdad evidente!

Tenemos un problema parecido con personas que sienten que Dios no les está llamando hacer algo salvo que caiga un rayo del cielo, o se les aparezca un ángel en persona... y que, entre tanto, son libres para seguir viviendo sus vidas egoístamente, siendo prácticamente indiferentes en cuanto a la voluntad de Dios. Piensan que el llamado que Jesús hace a sus seguidores (expresado por escrito en los Evangelios) no se aplica a ellos al menos que sea acompañado con otra experiencia (a menudo alguna experiencia emocional). Les mostramos lo que dijo Jesús en la Biblia y dicen "Bueno, si Dios me llama para hacer eso, entonces lo haré," o "Tal vez eso es cierto para ti, pero no para mí". En pocas palabras, rechazan a Jesús y a la Biblia porque no han tenido alguna revelación personal con respecto al tema. Esto también es triste.

En ambos casos las personas fallan en ver que el llamado (a la salvación y a la obediencia a Cristo) es universal. Se imaginan que un "llamado" a seguir a Jesús tiene que tener algo "especial", cuando en realidad, no es necesario que sea así. La mayoría de las personas reciben algunos empujoncitos de parte del Espíritu Santo, pero la verdad es que Jesús ya habló como representante de la voz de Dios, y requiere que actuemos... con o sin las experiencias emocionales.

Pero ¿qué pasa con el otro lado de la moneda... el papel importante que Dios juega activamente en nuestro camino de fe? También terminaremos mal si tomamos esto a la ligera.

Específicamente, esto se relaciona a personas que se han acercado a nosotros, atraídas por aspectos de nuestro mensaje, estilo de vida, etc., pero que no tienen una convicción personal y duradera que los ayude a perseverar cuando pasan por desafíos. Algunas personas vienen a visitarnos, salen a repartir literatura con nosotros, a veces incluso pasan una "semana de prueba" con nosotros, y a veces aun se suman a nuestra comunidad para trabajar a tiempo completo con nosotros, pero luego se dan por vencido y vuelven a un estilo de vida parecido al que tenían antes.

Es muy difícil decirles a estas personas al comienzo de nuestra amistad que posiblemente no van a sobrevivir, y que la razón es porque piensan que su supervivencia espiritual depende enteramente de su propia voluntad y sus propios esfuerzos. Pueden ser atraídos por nuestra amabilidad, la idea de tener un propósito por cual vivir, o tal vez simplemente una oportunidad de renunciar a sus trabajos, la idea de aventurar y viajar, o tal vez una oportunidad de ser libres de la influencia de sus parientes. Pero hasta que vean su encuentro con nuestro mensaje como un encuentro con Dios, no van a tener la seriedad que se necesita para poder pasar esas primeras pruebas. (1 Tesalonicenses 2:13) Lo que estamos ofreciendo a la gente es una oportunidad de vida o muerte espiritual que va a ser atacada de cada posible manera por las fuerzas del mal. La cantidad increíble de gente que lo intenta y luego falla es evidencia de eso. Esto es una guerra, no una elección entre diferentes estilos de vida, en cual vivir por fe es solo una opción más o menos equivalente a las demás.

Advertimos a todas las personas que tienen interés en trabajar para Dios a tiempo completo con nosotros, que no sean demasiado impacientes en tratar los temas con familiares o líderes religiosos que ya han mostrado estar en contra. Pero muchas veces nos ignoran y entonces desaparecen del mapa porque son asaltados espiritualmente y no saben cómo defenderse. Les advertimos que habrá asaltos espirituales, y que las fuerzas del mal los atacarán con temores irracionales. Pero a menudo también ignoran esto, diciendo que ya tienen las cosas muy en claro, y que no son como los otros que perdieron su fe, que son los suficientemente fuerte para sobrevivir.  Así también, no tarda mucho hasta que recibimos algún mail de su parte (si es que aun se comunican de nuevo) diciendo algo como, "Tengo muchas dudas, y pienso que necesito tomarme un tiempo y pensar a dónde me está llevando esta decisión". Suele ser la última vez que se comunican.

De todas maneras, haz lo que puedas para inspirar a otros a seguir a Cristo al 100%. Aclárales todos los beneficios y ventajas que experimentamos al vivir por fe. Pero tienes que entender que hasta que esas personas vean su decisión como una respuesta a un llamado directo de Dios, van a ser inestable, estar limitados en cuanto a lo que puedan lograr, y probablemente poco equipados para tomar una decisión firme de aceptar a Cristo como su Señor.

Alguna gente hasta pudiera renunciar a todas sus posesiones materiales, vivir con nosotros, y comenzar a funcionar como miembros de nuestra comunidad a tiempo completo sin plenamente ver su decisión como una respuesta al llamado de Dios. Quizás lo vean más o menos como una decisión humana a base de criterio humano (ej. un lugar donde los ayudan a cuidar a sus hijos, un lugar para quedarse mientras pagan sus deudas, un experimento divertido en vivir una vida alternativa, etc.)

Cuando se trata de nuestro camino espiritual, ser miembro o no de nuestra comunidad específica (es decir, si uno trabaja junto físicamente con nosotros o no) es totalmente opcional.  Pero la decisión de vivir por fe en obediencia a Jesús, no lo es, delante de Dios.  Es el plan de Dios para cada uno de nosotros, estemos donde estemos, trabajemos con quien sea que trabajemos.  Sin importar si alguien es miembro de nuestra comunidad específica, tiene que averiguar y descubrir este llamado a vivir por fe de parte de Dios, y tiene que mantenerse firme en ese llamado, manteniendo esa convicción espiritual constantemente.  A nosotros nos toca hacer todo lo posible para que tales personas entiendan este punto.

Una persona que trabajó un tiempo con nosotros confesó que él tenía (y que creía que todos los demás tenían) un "contrato secreto" en su corazón con límites en cuanto a lo que estarían dispuestos a hacer para Dios.  Obviamente todos tenemos límites cuando se trata de algo inmoral (es decir, no haríamos algo inmoral aunque la gente trate de decirnos que es "la voluntad de Dios"). Pero las personas que tienen "contratos secretos" ponen límites incluso a Dios.  Mientras les conviene este estilo de vida (de vivir por fe), se quedan; y se van cuando les resulta incómodo o no es tan conveniente.

Lo que realmente queremos es que cualquier persona que quiera trabajar con nosotros, tenga un contrato sincero con Dios. Los términos de ese contrato no son negociables. Dios exige todo... incluso nuestro orgullo (lo cual es probablemente la razón principal por la que mucha gente rechaza la idea de vivir en comunidad con otras personas).

¿Has firmado un contrato con Dios? Escribe lo que quieras en tu contrato con nosotros, pero ni pienses hacerle trampa a los términos de tu contrato con Dios. Es todo o nada. Si le entregas tu familia, tus posesiones, tu reputación, tu sustento, y tu vida y alma a él, entonces no importa si estás físicamente con nuestra comunidad o no, porque nada te va a impedir de seguir adelante en obediencia a Dios.  Y si estás convencido de que Dios quiere que trabajes con nosotros, lo harás con ganas y trabajarás arduamente (como hacemos el resto de nosotros) en fomentar un ambiente de comunidad donde nos apoyamos mutuamente en hacer la voluntad de Dios.

Cuando estás haciendo algo en respuesta al llamado de Dios, vas a tratarlo con la seriedad que se merece. Algunos de esos versículos que tanto les gusta usar a los que promueven la predestinación están expresando una verdad importante que fácilmente podríamos pasar por alto.

Jesús dijo a sus discípulos, "No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca." (Juan 15:16). Obviamente, en su entendimiento natural sobre lo que pasaba, los discípulos SÍ tomaron una decisión en algún momento de seguir a Cristo. Pero Jesús quería que supieran que anterior a eso, ÉL había tomado la iniciativa. Nuestra "decisión" sólo puede ser en respuesta a SU decisión, y cuando pensamos lo opuesto (especialmente cuando pensamos que es sólo una idea divertida que se nos ocurrió) vamos a fallar. Nuestro "fruto" no va a permanecer. Sólo podemos amar a Dios, porque Él nos amó primero. (1 Juan 4:10)

Había un joven que nos contó que había orado que Dios lo matara antes de que él cayera y no sirviera más a Dios. Era una cosa extremadamente radical para que alguien tan joven orase así. Ese joven sigue sirviendo a Dios hasta el día de hoy, desde hace más de 30 años.  No tenía un "contrato secreto" con una organización humana. En vez, tenía el verdadero contrato con el verdadero Jefe.

Así que, en conclusión, vemos que hacer el llamado de Dios demasiado especial a menudo se vuelve una excusa para pensar que el llamado de Dios es para otra persona, o para ser orgullosos sobre por qué Dios nos llamó a nosotros; mientras que tomar el llamado de Dios demasiado a la ligera nos puede hacer pensar que sólo estamos respondiendo a una invitación para sumarnos a una organización humana.

Dios te está hablando, y cómo respondes es muy importante.

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